Ficha técnica:
Título: Vértigo
Año: 1958
Director: Alfred Hitchcock
Guion: Alec Coppel y Samuel Taylor
Música: Bernard Hermann
Protagonistas: James Stewart y Kim
Novak
Es tanto lo que
se puede hablar de este extraordinario film, que considero entre los mejores de
la historia, que tendría que extenderme mucho e ir más allá de la idea que este
blog se propone. En líneas generales, diré que es una obra excelsa, adelantada
a su tiempo, increíblemente verosímil y de una importancia histórica. Pocas
películas han alcanzado su perfección, han tenido una simetría y una armonía de
elementos tan brillante. Es una reunión de excelencia: literatura, fotografía,
música, pintura, escultura, arquitectura… Indudablemente es una de esas obras
cinematográficas que reafirma la proposición de que el cine es el arte más
completo. Es de un absolutismo brutal.
El tema
principal es la obsesión. Se puede hablar de dos partes claramente separadas
por la muerte de Madeleine. En la primera tenemos a una mujer obsesionada con
una muerta, Carlota, y es investigada por un detective que padece acrofobia y
vértigo. La segunda parte es como una imagen especular de la primera; tenemos al
mismo detective, obsesionado con “Madeleine”, ahora muerta. Además el final
también es similar. La simetría es perfecta. Y también las correspondencias. En
pocas películas se puede apreciar una armonía entre fotografía, vestuario,
escenografía y música tan bien lograda. Tenemos a un James Stewart perfecto,
maduro, con la mirada justa para el romanticismo y la tensión. Como gran
cantidad de películas de Hitchcock esta permite múltiples interpretaciones,
aunque yo diría que más bien permite un estudio desde distintos enfoques. Se
puede, por ejemplo, tomar la historia como la trama detectivesca que es, y
creer que Scottie en realidad nunca se enamoró, y que siempre estuvo cumpliendo
profesionalmente con su trabajo. Que la transformación que hizo en Judy hasta
Madeleine fue una obra construida a base de sospechas e incertidumbre por lo
sucedido en la torre. El film podía haber visto su final en la escena del beso
en casa de Judy, justo cuando ha terminado de transformarse en Madeleine. En
esa situación terminarían enamorados, ella feliz con él, su amor verdadero, y
él feliz con ella, sin enterarse de nada. Pero Hitchcock fue más allá y nos
dejó un final súbito, desconcertante, mucho más interesante. La escena final es
una obra maestra.
Se podría hablar
mucho del tema sexual, que Hitchcock hizo bien en ocultar, evitando referencias
directas. En ningún momento se habla de la sexualidad de Scottie, pero esta
aparece en muchos símbolos a lo largo del film. Ya se ha hablado mucho de ello;
la escena en la casa de Scottie, donde “Madeleine” aparece desnuda en la cama
porque él la ha desnudado, la Torre Coit, la escena inicial con el corpiño y el
pasado con Midge, con alusiones a la impotencia sexual del detective, entre
otros.
Algo más que
quiero añadir, que me parece muy interesante, es el paralelismo que existe con
“Psicosis” (1960). En ambos films Hitchcock transmite suspense dándole
información al espectador antes del final, o produciendo un cambio inaudito en
la mitad del film. En “Vértigo” tenemos la muerte de Madeleine y en “Psicosis”
la de Marion, cuando menos lo esperamos. Estas decisiones van con la creencia
de que el suspense se genera mejor cuando el espectador sabe algo que el
personaje desconoce, y lo que siente es una mezcla de nerviosismo y ansiedad, y
no un suspense de incertidumbre como sería si no supiese la verdad hasta el
final.
Creo que esta
película merece todos los elogios que ha recibido a lo largo de los años, y debería ser vista por todo el mundo al menos
una vez. Es, para mí, la obra definitiva de Alfred Hitchcock.
Nota: 12/12