sábado, 25 de junio de 2016

Vértigo, de entre los muertos (Vertigo, 1958), de Alfred Hitchcock



Ficha técnica:
            Título: Vértigo
            Año: 1958
            Director: Alfred Hitchcock
            Guion: Alec Coppel y Samuel Taylor
            Música: Bernard Hermann
            Protagonistas: James Stewart y Kim Novak 


Es tanto lo que se puede hablar de este extraordinario film, que considero entre los mejores de la historia, que tendría que extenderme mucho e ir más allá de la idea que este blog se propone. En líneas generales, diré que es una obra excelsa, adelantada a su tiempo, increíblemente verosímil y de una importancia histórica. Pocas películas han alcanzado su perfección, han tenido una simetría y una armonía de elementos tan brillante. Es una reunión de excelencia: literatura, fotografía, música, pintura, escultura, arquitectura… Indudablemente es una de esas obras cinematográficas que reafirma la proposición de que el cine es el arte más completo. Es de un absolutismo brutal.
El tema principal es la obsesión. Se puede hablar de dos partes claramente separadas por la muerte de Madeleine. En la primera tenemos a una mujer obsesionada con una muerta, Carlota, y es investigada por un detective que padece acrofobia y vértigo. La segunda parte es como una imagen especular de la primera; tenemos al mismo detective, obsesionado con “Madeleine”, ahora muerta. Además el final también es similar. La simetría es perfecta. Y también las correspondencias. En pocas películas se puede apreciar una armonía entre fotografía, vestuario, escenografía y música tan bien lograda. Tenemos a un James Stewart perfecto, maduro, con la mirada justa para el romanticismo y la tensión. Como gran cantidad de películas de Hitchcock esta permite múltiples interpretaciones, aunque yo diría que más bien permite un estudio desde distintos enfoques. Se puede, por ejemplo, tomar la historia como la trama detectivesca que es, y creer que Scottie en realidad nunca se enamoró, y que siempre estuvo cumpliendo profesionalmente con su trabajo. Que la transformación que hizo en Judy hasta Madeleine fue una obra construida a base de sospechas e incertidumbre por lo sucedido en la torre. El film podía haber visto su final en la escena del beso en casa de Judy, justo cuando ha terminado de transformarse en Madeleine. En esa situación terminarían enamorados, ella feliz con él, su amor verdadero, y él feliz con ella, sin enterarse de nada. Pero Hitchcock fue más allá y nos dejó un final súbito, desconcertante, mucho más interesante. La escena final es una obra maestra.
Se podría hablar mucho del tema sexual, que Hitchcock hizo bien en ocultar, evitando referencias directas. En ningún momento se habla de la sexualidad de Scottie, pero esta aparece en muchos símbolos a lo largo del film. Ya se ha hablado mucho de ello; la escena en la casa de Scottie, donde “Madeleine” aparece desnuda en la cama porque él la ha desnudado, la Torre Coit, la escena inicial con el corpiño y el pasado con Midge, con alusiones a la impotencia sexual del detective, entre otros.  
Algo más que quiero añadir, que me parece muy interesante, es el paralelismo que existe con “Psicosis” (1960). En ambos films Hitchcock transmite suspense dándole información al espectador antes del final, o produciendo un cambio inaudito en la mitad del film. En “Vértigo” tenemos la muerte de Madeleine y en “Psicosis” la de Marion, cuando menos lo esperamos. Estas decisiones van con la creencia de que el suspense se genera mejor cuando el espectador sabe algo que el personaje desconoce, y lo que siente es una mezcla de nerviosismo y ansiedad, y no un suspense de incertidumbre como sería si no supiese la verdad hasta el final.

Creo que esta película merece todos los elogios que ha recibido a lo largo de los años, y  debería ser vista por todo el mundo al menos una vez. Es, para mí, la obra definitiva de Alfred Hitchcock.  

                                                            Nota: 12/12

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