lunes, 26 de diciembre de 2016

La Navidad y el cine: "Una historia de Navidad" (1983)


          En ciento veinte años de cine, la Navidad ha sido uno de sus temas preferidos. La película más antigua conocida es “Scrooge, o el fantasma de Marley”, que es también la primera adaptación de la celebrada obra de Charles Dickens, “Cuento de Navidad”, que posteriormente recibiría más de una decena de nuevas versiones.
            Se puede decir que existen dos tipos de películas navideñas. Primero, aquellas que tratan concretamente el tema navideño, como la celebración, los presentes, Santa Claus, el Árbol de Navidad, etc. Luego están aquellas que transcurren durante la época de Navidad, o que están relacionadas con esta de una forma menos directa o menos evidente. En la primera categoría entra perfectamente “De ilusión también se vive”, de George Seaton. En la segunda podríamos ubicar, por ejemplo, a “¡Qué bello es vivir!”, de Frank Capra.
            Antes de pasar a comentar la película principal de este artículo, dejaré una pequeña lista de las películas que toda persona movida por el cine y el espíritu navideño debería ver.
            Estas son:
-          “Cuento de Navidad” (1938)
-          “Cita en San Luis” (1944)
-          “¡Qué bello es vivir!” (1946)
-          “De ilusión también se vive” (1947)
-          “Blanca Navidad” (1954)
-          “Muchas gracias, Mr. Scrooge” (1970)
-          “Una historia de Navidad” (1983)
-          “Gremlins” (1984)
-          “Mi pobre angelito” (1990)
-          “Eduardo Manostijeras” (1990)
-          “Pesadilla antes de Navidad” (1993)
                  En opinión de quien escribe, “¡Qué bello es vivir!” es la mejor película navideña de la historia.
                  Ahora ocupémonos por un rato de la séptima entrada de la lista, que he tenido el agrado de ver hace muy poco.
                 “Historias de Navidad” (A Christmas Story en inglés) es una película de 1983 dirigida por Bob Clark, con Peter Billingsley, Melinda Dillon y Darren McGavin en los papeles principales. El guion es la adaptación de un libro de cuentos autobiográficos de Jean Shepherd, y cuenta un conjunto de anécdotas acaecidas a una familia de Minnesota en los años 40.   
                   En el momento de su estreno el film tuvo una recepción bastante pobre, tanto por parte del público como de la crítica. Sin embargo, con el paso de los años y las reemisiones anuales, la cinta ha ganado un prestigio notable. Actualmente se la considera entre las mejores películas navideñas de la historia. 
                   El film está muy bien realizado, y aparenta cumplir con lo que se propone. No me parece pretenciosa, ni ambiciosa. Es sencilla, familiar, y muy sutil. Emplea un humor ingenioso, presentando situaciones extrañas, a veces grotescas, con cierta pincelada de humor negro. Es una deliciosa comedia, que no agota sus recursos nunca; de principio a fin el espectador presenciará situaciones impregnadas de la más absurda e insólita comicidad. 
                   Se nos muestra una familia para nada ideal, muy cotidiana, muy cercana a la de cualquiera de nosotros. Viven el día a día enfrentando sus problemas, a veces resolviéndolos, y a veces simplemente aprendiendo a convivir con ellos. La relación que se produce entre personajes tan heterogéneos y raros, resulta mucho más familiar y amena, que aquella que muestran películas con gente “más normal”. 
                    El guion es inteligente, y más allá de algunos desperfectos minúsculos, me parece que está muy logrado. La fotografía no es excelsa, pero es la adecuada. El montaje se lleva todos los aplausos; es interesante, algo original para su tiempo y ayuda mucho a aumentar la comicidad de las escenas. 
                     Las actuaciones son, en general, bastante buenas. La película pedía cierto histrionismo en algunos de sus personajes, así como cierta profundidad, cierto sentimentalismo en su frustrado protagonista, y creo que todos los actores dieron lo mejor de sí. La interpretación más destacada es sin duda la de Peter Billingsley. 
                     La trama principal, el peligroso regalo deseado por Ralphie, juntos con todas las otras subtramas que se entrecruzan constantemente (la composición de Navidad, la "pierna lámpara", el bullying en la escuela, etc.) funcionan muy bien en conjunto. Corren de la mano hacia un final que no tiene la intención de resolverlo todo, pues también resulta cotidiano y familiar. 
                     Algo muy notable de la película, que ayuda a desarrollar varias de las subtramas y a entender mejor al protagonista son las frecuentes ensoñaciones de Ralphie. Alimentan la tensión general sobre la resolución de la trama, y divierten muchísimo al espectador.
                     En conclusión, tenemos ante nosotros una sabrosa comedia que, siendo ella imperfecta, muestra a su vez los imperfectos de una familia americana en tiempos de Navidad, y los de la Navidad misma. ¡Un deleite! 



Nota: 8/12








                                                                                                                                                                                                        




                                                         

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