viernes, 16 de junio de 2017

Cinco obras imprescindibles de Vittorio De Sica

           Este breve artículo constituye una serie de recomendaciones de la obra del gran cineasta italiano Vittorio De Sica (1901-1974). Director de más de treinta películas, con las cinco que citaremos basta para colocarlo entre los nombres más importantes del cine de su país. Fue uno de los más notables representantes del neorrealismo italiano. Dotado de una inigualable capacidad para suscitar fuertes emociones en el espectador, sin caer en lo vacuo, fue en gran medida responsable de la explosión de la bella Sophia Loren, quien protagonizó varias de sus últimas películas. Además de realizador, fue un laborioso actor, profesión que también le dio algunos reconocimientos, como una nominación al Óscar a mejor actor de reparto por “Adiós a las armas” (1957). Asimismo, fue uno de los protagonistas de la gran obra maestra de Max Ophüls “Madame de…” (1953).
            Una aclaración antes de comenzar: esta lista no pretende ser un “top” del director, ya que quien escribe todavía tiene pendientes varias de sus cintas.

1- El limpiabotas (Sciuscià, 1946)
Tal vez su mejor película. Primera ganadora del Óscar a la mejor película extranjera, esta obra maestra se centra en los destinos de dos amigos pobres, Pasquale y Giuseppe, que, deseosos de comprar un caballo, participan de una venta ilegal que termina con ambos en un reformatorio, donde la fuerte amistad que hasta entonces sostenían se ve afectada por penosas circunstancias. Como en la mayoría de sus trabajos, De Sica logra aquí conmover con maestría; la simpatía que sus personajes generan en el espectador son la causa de que, cuando la adversidad les acomete, nos vemos tan profundamente afectados como ellos. El final del filme me parece uno de los mejores y más bellos de la historia del cine.



2-  Umberto D. (Umberto D., 1952)
Una de las mejores películas sobre la vejez que se han rodado. Curiosamente se estrenó el mismo año que su prima hermana, “Vivir”, de Akira Kurosawa. Homenajeando a su padre, De Sica nos cuenta la historia de un anciano jubilado, de escasos recursos, y sus problemas para mantenerse estable en la pensión donde vive. Su soledad sólo es amainada por su gracioso perro Flike y la simpática sirvienta María. Simple, aunque profundo, retrato de una vida (y de una sociedad). Obra maestra.



3- Milagro en Milán (Miracolo a Milano, 1951)
Luego de varios años rodando películas dramáticas con fuerte contenido social, enmarcadas por supuesto en la corriente que predominaba en ese entonces, De Sica tomó en la década del 50 un rumbo más orientado a la comedia, sin perder con ello calidad, ni originalidad. Esta bellísima película, aunque técnicamente inferior a las anteriores, constituye probablemente su comedia más lograda. Es simpática, risueña y enternecedora. Puede tener, sin embargo, lecturas algo pesimistas, o desalentadoras, así como momentos de gran seriedad, o de tristeza, como esa secuencia inicial en la que el infante Toto acompaña en soledad el sepelio de su madre adoptiva. Este personaje es para mí uno de los mejores dentro de la obra del director. Difícilmente haya otro tan entrañable, tan inolvidable.



4-  Ladrón de bicicletas (Ladri di biciclette, 1947)
Sin ser su mejor obra, es la que cuenta con mayor fama internacional, así como con el elogio de casi toda la crítica y el mundo cinéfilo en general. Siempre aparece en listas sobre las mejores películas de la historia. Cuando se habla de neorrealismo italiano, los ejemplos más fáciles son “Roma: ciudad abierta” y “Ladrón de bicicletas”. Más allá de los desperfectos, es innegable el valor documental, histórico y representativo que posee esta cinta. Narra los esfuerzos de un padre para sacar a su familia adelante, en la Roma de la posguerra. Su marcada autenticidad, que se explica por el uso de decorados reales de Roma en reconstrucción, la fotografía, la sencilla puesta en escena y el uso de actores no profesionales, es indudablemente lo que confiere a esta cinta la mayor parte de su valor, y posiblemente de su fama.



5- Dos mujeres (La ciociara, 1960)
Había que incluir una película de la etapa final de su carrera. Había que incluir una película con su musa principal: Sophia Loren. Esta película le dio un muy merecido Óscar a mejor actriz a la entonces guapísima diva italiana. La película narra las travesías y sufrimientos de dos mujeres, madre e hija, cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, tema aún recurrido en esta etapa por el director. En el reparto también está el consagrado actor Jean-Paul Belmondo, de notable actuación. La obra posee una de las escenas más fuertes y desgarradoras de la época; en ella las mujeres son violadas en una iglesia por soldados franceses.




Escribió: Juan Ignacio Raffo









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